29 de junio de 2010

BERNARDO PROVENZANO.



Bernardo Provenzano: el último bastión de la "Cosa Nostra".
Las familias de casi toda Sicilia están dispuestas a ofrecer a Bernardo Provenzano una cama limpia, una comida caliente y todo su respeto. Horas después, mucho antes de que el sol despunte sobre la isla, el huésped se marcha sigilosamente, y los anfitriones no salen a hacer alarde de que han albergado en su casa al "capo máximo" de la mafia siciliana.

A veces, agregan los investigadores, las familias apenas tienen un atisbo fugaz del aspecto de un hombre a quien se les pide que hospeden como señal de su lealtad a la Cosa Nostra.

Prófugo desde 1963, el presunto jefe mafioso sigue frustrando a los investigadores, en gran medida -dicen- gracias a su habilidad para escoger bien sus contactos y a su disposición de cambiar constantemente de escondites, aun al costo de no ver a su esposa y a sus dos hijos desde hace casi ya una década.

Nadie en el ámbito de la ley sabe qué aspecto tiene hoy el capo de 68 años de edad. La cirugía plástica, un par de anteojos o quizás una barba pueden haber alterado drásticamente la imagen que de él ha trazado la policía con ayuda de una computadora. Ésta muestra a un hombre de nariz ancha, frente elevada y ojos pequeños e incisivos.

La única fotografía suya que tienen las autoridades es de cuando era un joven vecino de la aldea de Corleone.

Aunque prácticamente todos sus compinches han sido capturados durante la guerra contra la mafia desencadenada en Italia en la última década, se cree que Provenzano sigue manejando las actividades del hampa y ha transformado la Cosa Nostra en algo mucho más difícil de combatir.

La mafia también sufrió serios reveses cuando algunos mafiosos encumbrados decidieron aprovechar el nuevo programa oficial de protección para quienes denunciasen a sus secuaces, que les valió estipendios mensuales, viviendas, empleos y nuevas identidades para ellos y sus familias. Los colaboradores ayudaron a la policía a pescar otros peces gordos.

Pero al parecer, Provenzano reestructuró la mafia retornando a su actitud más secreta de hace décadas para mantener a la policía a raya. Hay una nueva generación integrada por hijos y nietos, de sangre familiar, porque es más difícil acusar a un miembro de la familia. También se reintegraron a las filas de la Cosa Nostra muchos veteranos que purgaron sus sentencias de 10 ó 15 años, asestadas a centenares de hampones en el juicio masivo realizado en 1986-87.
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CAPO DE CAPOS
La última aparición pública de Bernardo Provenzano se remonta al verano de 1963. El pistolero mafioso acudió al hospital Bianchi de Bentivegna (Sicilia) con la camisa y la cara ensangrentadas, aunque dijo al doctor que las heridas de bala se las produjo en un incidente rutinario, «mientras paseaba, sin darse cuenta».

Apenas unos días más tarde, exactamente el 18 de septiembre, la policía le atribuía el homicidio de un mafioso local acribillado a tiros y desprovisto de cuatro dedos en la mano izquierda. Era la firma ritual y ceremoniosa de un ajuste de cuentas al estilo corleonés. Era, sobre todo, el bautismo de sangre de Bernardo Provenzano.

Cuarenta años después de aquella vendetta, el homicida permanece en paradero desconocido y gobierna en algún lugar de Sicilia los hilos de la Cosa Nostra. Las autoridades italianas han prometido una recompensa de 2,5 millones de euros a quien ayude a entregarlo, pero la tentación de delatar a Provenzano supondría un suicidio y una manera implícita de condenar a la propia estirpe hasta el fin de los tiempos.

Entre otros motivos porque el principio sagrado de la omertà (complicidad del silencio) ha permitido a don Bernardo convertirse en el mayor prófugo de la historia de Occidente. Ni el más esquivo de los genocidas nazis ni el más hábil de los ladrones de bancos ha protagonizado impunemente cuatro décadas de rebeldía.

La hazaña contribuye a edulcorar el retrato de un mafioso arquetípico y legendario, pero sería desproporcionado juzgar al capo de Cosa Nostra con indulgencia o romanticismo. Porque Binnu Provenzano ha ordenado decenas de delitos, ha ejecutado otros tantos y estuvo involucrado en las matanzas del 1992, cuando la mafia siciliana se llevó por delante las vidas de los jueces Falcone y Borsellino.

La trayectoria criminal del superboss puede contabilizarse en las seis cadenas perpetuas que lleva emitidas el Tribunal de Palermo mientras prosiguen desesperadamente las tareas de captura.El condenado, 70 años, es demasiado mayor para expiarlas, pero cualquiera de los magistrados antimafia se conformaría con ajustarle las esposas y resolver el maldito enigma espectral.

De otro modo, Bernardo Provenzano, apodado El Tractor a fuerza de arrasar vidas ajenas, podría convertirse en un fantasma, y su caso, en la quintaesencia de la incompetencia policial. Porque los investigadores están convencidos de que el número uno de la mafia se refugia en un pueblo de Sicilia, probablemente cerca de Corleone, donde residen como si nada la mujer y los dos hijos.

Volvieron a casa en 1992, precisamente cuando se produjo el relevo jerárquico en la cúpula de la Cosa Nostra. Totò Riina, capo dei capi fue arrestado espectacularmente a iniciativa del juez Caselli, de modo que la gran familia corleonesa bendijo el relevo de Bernardo Provenzano por la gracia de Dios.

El reconocimiento honraba la capacidad camaleónica del prófugo. Nadie mejor que él, invisible, inexistente, etéreo, podría conducir los negocios de la Familia una vez clausurada la época del terror y escarmentadas de sangre las instituciones italianas. «Con Provenzano», decía el ex fiscal antimafia Bruno Siclari, «la Cosa Nostra ha regresado a hacer política, a frecuentar los salones, a iniciar un camino de pacificación que pretende recuperar el prestigio perdido».

La estrategia de redención colectiva puede leerse en algunos de los escritos de los que la policía se ha incautado gracias al testimonio del arrepentido Giuffrè. Están escritos en una vieja Olivetti, aluden frecuentemente a la protección divina -«que Dios nos ayude, que Dios nos guarde, que Dios nos guíe»- y mencionan una serie de consejos útiles en ambientes políticos e institucionales. «Me informas», escribe Provenzano a un subordinado, «de que tienes un contacto político de buen nivel y que gracias a él podríamos emprender grandes empresas. Y me pides consejo...Hoy por hoy no debemos fiarnos de nadie. ¿Acaso no pueden ser impostores? ¿Y si fueran esbirros? ¿Y si fueran infiltrados? Querido amigo, si uno no sabe la vía que debe emprender, tampoco podrá caminar».

El tono paternalista de la carta, secuestrada hace dos años y prueba documental incontestable de la existencia de Binnu, sorprendería extraordinariamente al mentor originario del superboss. Se llamaba Luciano Liggio, era un pastor siciliano y adquirió el rango de padrino a fuerza de acumular cadáveres en las guerras internas.

El gran jefe corleonés necesitaba alinear un ejército de pistoleros leales, de modo que Totò Riina y Bernardo Provenzano, los otros dos miembros de la llamada Santísima Trinidad, se ofrecieron como voluntarios a finales de los años 50.

Ahora sabemos con plena certeza que El Tractor se granjeó la confianza de Liggio a costa de eliminar un puñado de magistrados, esbirros, matones y capos mafiosos. Unas veces disfrazado de policía o de sacerdote. Otras, a cara descubierta, cuando el ajuste de cuentas era personal y requería todas las connotaciones rituales. Así se explica que el propio Luciano Liggio, sorprendido de la voracidad de Provenzano, confesara a los más allegados del clan una opinión personal desmentida de mitad para adelante por la experiencia de los años sucesivos: «Binnu dispara como Dios, pero tiene el cerebro de una gallina».

La sentencia se produjo unos días antes de llevarse a cabo un proceso sobrecogedor en Bari (1969). Liggio, Riina, presente, y Bernardo Provenzano, ausente, estaban acusados de toda clase de crímenes, delitos e intimidaciones, aunque los magistrados se abstuvieron de castigarlos después de recibir la siguiente notificación anónima: «Queremos advertir simplemente que si un caballero de Corleone es condenado, vosotros saltaréis por el aire, seréis destruidos, masacrados igual que ocurrirá con todos vuestros familiares. Nadie debe ser condenado en este proceso.En caso contrario, la condena mortal la recibiréis vosotros y vuestros familiares. Ya lo dice un proverbio siciliano: el hombre avisado está medio salvado».

El proverbio en cuestión mantiene a Bernardo Provenzano bastante prevenido de las últimas redadas y pesquisas. La policía ha conseguido arrestar a casi todos los lugartenientes y ha eliminado muchas fuentes de financiación. Incluso estuvo a punto de arrestar al gran padrino en el gélido febrero de 2002.

«SANTA BRIGIDA SE MUERE»

Fue entonces cuando los servicios de inteligencia italiana detectaron una suculenta conversación del tesorero de Provenzano, Pino Lipari.Decía más o menos así: «Santa Brígida se está muriendo y no tiene otro remedio que recuperarse en un hospital [ ] Si Santa Brígida tuviera dos cojones debería entregarse y decir: "Aquí estoy".Ya no tiene nada que perder, porque se está muriendo. Si se presentara libremente, ahorraría muchos problemas a tantos padres de familia.Joder».

Santa Brígida, naturalmente, era el sobrenombre en clave de Bernardo Provenzano. Así es que los policías italianos, en algunos casos vestidos de médicos, rastrearon capilarmente los centros hospitalarios donde podría alojarse el prófugo. Especialmente en Sicilia y en algunas localidades del Norte del país más o menos sospechosas.

La redada se prolongó durante varios días, pero no hubo resultados concretos ni consiguieron identificar a nadie que pudiera resultar sospechoso. Es decir, un siciliano prototípico de 1,70 y casi 70 años, achacoso, moreno, propicio a hablar en dialecto, escrupuloso en el modo de actuar, provisto de una cierta cultura, aunque tuviera que dejar el colegio a los 16 años para buscarse la vida como temporero.

La gran tragedia es que los policías serían incapaces de reconocerlo aunque lo tuvieran delante. Han pasado 40 años desde aquella aparición en el hospital Bianchi.

ACTUALIZACION: Mantuve el original y agregue lo que sigue para actualizarlo, en todo caso en Internet existe bastante al respecto, la fuente de lo siguiente es el diario el mundo de España.
El jefe supremo de la 'Cosa Nostra', la mafia siciliana, fue arrestado en Sicilia, cerca de la localidad de Corleone. Bernardo Provenzano, de 73 años, tenía hasta su detención una merecida fama de escurridizo iniciada hace más de 40 años.
Provenzano, huido de la Justicia desde 1963 y conocido como el 'Fantasma de Corleone', era considerado líder de la 'Cosa Nostra' desde 1993, cuando sucedió al detenido Salvatore 'Toto' Riina. Se trata del mayor éxito contra la Mafia desde entonces.
Hasta ahora, su única fisonomía revelada remitía a un retrato-robot realizado a partir de unas fotos de cuando tenía poco más de 30 años y era un emergente 'boss' del clan dominante de los corleoneses. Los expertos 'envejecieron' la instantánea a partir de las descripciones de algunos mafiosos 'arrepentidos'.
La Policía lo encontró en una casa de campo cercana a Corleone, en las proximidades de la capital siciliana, Palermo. Provenzano, que se encontraba desarmado, reconoció su identidad y fue detenido sin oponer resistencia. Tras el arresto, fue trasladado en helicóptero a Palermo.
La operación estuvo coordinada por la Policía de Palermo, el Servicio Central Operativo y la Dirección Central Anti-crimen.
La noticia de la captura de Provenzano irrumpió en medio de la resaca electoral que vive Italia tras las generales, que ha ganado Romano Prodi, y recibió el inmediato aplauso de los principales líderes políticos.
El fiscal adjunto de Palermo, Giuseppe Pignatone, y los fiscales de la Dirección Antimafia, Michele Prestepino y Marzia Sabella, coordinadores de la operación, destacaron el "extraordinario resultado del trabajo realizado en silencio, con paciencia y determinación por las fuerzas del orden".
Los agentes que seguían sus pasos habían estado a punto de 'cazarle' en dos ocasiones: a finales de los años 90, cuando fue detenido en un control de carreteras pero le dejaron marchar al no reconocerle, y en 2001, tras localizar en una zona rural de Sicilia su escondite, del que escapó unos minutos antes.
Lo que parece claro es que Provenzano no abandonó nunca Sicilia, donde también viven su mujer y sus dos hijos. Su familia se estableció en Corleone en abril de 1992, después de permanecer fuera un tiempo, y abrió una lavandería frente a un cuartel de Carabinieri, que luego cerró la Policía.
Condenado en rebeldía a seis cadenas perpetuas por diversos homicidios, incluido el del juez Falcone, el jefe supremo de la 'Cosa Nostra' seguía sumando galones a su larga carrera de fugitivo, que ha terminado este martes en la misma ciudad en la que nació: Corleone. En la vivienda, el jefe mafioso gozaba de la protección de algunos 'lugartenientes' y de sus parientes más cercanos, agregaron las fuentes.
También detallaron que en los bolsillos de sus pantalones llevaba numerosos papelitos con notas que utilizaba para comunicarse por escrito con sus hombres, pues no usaba el teléfono ni el móvil para evitar ser interceptado.
El pasado año, el fiscal antimafia, Pietro Grasso, provocó un escándalo al afirmar que Provenzano estaba siendo protegido por políticos y policías.

2 comentarios:

  1. ESTIMADOS HERMANOS DE LA POLICIA NACIONAL CIVIL DE GUATEMALA:
    Solicito la firma de la delincuencia a nivel mundial con el pacto de Versalles y con el pacto de Boston y con el pacto de Varsovia para mantener a la paz de la delincuencia a nivel mundial por mi causa para crear a la cosa nostra conmigo que solicité en un blog de internet.

    Atentamente:
    Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
    Documento de identificacion personal:
    1999-01058-0101 Guatemala,
    Cédula de Vecindad:
    ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
    Ciudadano de Guatemala de la América Central.

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  2. ESTIMADOS HERMANOS DE LA POLICIA NACIONAL CIVIL DE GUATEMALA:
    Solicito la firma de la delincuencia a nivel mundial con el pacto de Versalles y con el pacto de Boston y con el pacto de Varsovia para mantener a la paz de la delincuencia a nivel mundial por mi causa para crear a la cosa nostra conmigo que solicité en un blog de internet.

    Atentamente:
    Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
    Documento de identificacion personal:
    1999-01058-0101 Guatemala,
    Cédula de Vecindad:
    ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
    Ciudadano de Guatemala de la América Central.

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